lunes, 30 de enero de 2017

Ayuda para las rabietas (parte 2)

Aquí os dejo los 5 SI que debes hacer en estas ocasiones:

SI Puedes explicar al niño el por qué de tu negativa. No suele dar un gran resultado ya que el problema no proviene de que el niño no entienda la situación sino de su dificultad para dominar sus emociones. No obstante, a veces funciona y si es así es la manera más rápida y tranquila de solucionar la rabieta y por eso merece la pena intentarlo.

SI Puedes usar la empatía para reflejar su frustación y enfado. Frases como: "Te apetecía mucho esa piruleta" o "Vaya, te has enfadado mucho, ¿verdad?" funcionan, porque lejos de hacerle sentir peor le ayudan a sentirse comprendido y a comprenderse a sí mismo. Puedes dejar caer dos o tres comentarios empáticos; no conviene insistir o repetir estas frases constantemente porque el niño se puede senti manipulado, pero utilizado con cautela es una de las mejores herramientas para ayudar al niño a subir los escalones que van de la frustración a la tranquilidad.

SI Puedes permarmanecer cerca de él y dejar que se agarre a tu pierna o incluso tomarlo en brazos cuando el niño esté algo más calmado y siempre que quiera o acepte que lo sujetes o le abraces. A veces los niños más enrabietados piden que sus padres les tomen en brazos y sus padres les niegan el abrazo pensando que es otro capricho o no se merecen el abrazo hasta estar más calmados. Sin embargo, el abrazo es una petición de ayuda para intentar unir los cables que la rabieta ha cortado, y dar un abrazo, si el niño lo pide es tremendamente útil.

SI Puedes ayudar al niño a plantearse nuevas alternativas. Al cerebro del niño le cuesta ser flexible y salir de su propio enfoque y eso hace que lo vean todo más negro de lo que realmente es. Por eso, escuchar frases como "Podemos comprar la piruleta este fin de semana" o "¿Te apetece que te lleve a caballito?" Pueden ayudar al niño al ver la luz al final del túnel.

SI Puedes dejarle espacio y tiempo para que se exprese libremente. En ningún caso se trata de ignorarlo, debemos estar presentes, cerca suyo para que sepa que estamos a su lado y que nos importa cómo se siente. La rabieta no es un chantaje sino un problema que tiene el niño y, aunque intentar controlarlo o sujetarlo no funciona, debemos permanecer a su lado. Darle la espalda sólo hará que se ponga más nervioso.

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